Implementar políticas de largo plazo para lograr eficiencia energética es una prioridad.

Según la fundación Vida Silvestre, el sector energético argentino es responsable de generar el 50% de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), que son los causantes del drástico cambio climático que está viviendo el planeta.  En este escenario, implementar políticas macro de largo plazo para lograr eficiencia energética, y que éstas luego se plasmen en acciones concretas, se ha convertido en una prioridad. Más aún si se toman en consideración las estimaciones que plantean que para el año 2050 se duplicará la demanda de energía en el mundo. En esta nota de Tridia analizamos los desafíos que el país tiene por delante en materia de eficiencia energética y repasamos algunas estrategias que permiten a todos los usuarios conseguir ser eficientes en el uso de la energía.

La conciencia adquirida a nivel global acerca de la gravedad del cambio climático impulsó en 1997 la firma del Protocolo de Kioto, acuerdo que consideraba como objetivo orientar esfuerzos a reducir las emisiones causantes del calentamiento global, estableciendo metas vinculantes para los estados industrializados. Argentina no es un Estado parte del acuerdo, pero lo ratificó de forma voluntaria como país adherente y tomó el compromiso de reducir sus emisiones o que, al menos, no se incrementen. A partir de esta decisión, trabajar para mejorar la eficiencia energética es uno de los objetivos claves de las políticas de eco-sustentabilidad.

En esta dirección, se sancionaron durante los últimos años una batería de normas tendientes a modificar la matriz energética actual, en la cual los combustibles fósiles están ampliamente a la cabeza. Las nuevas reglas de juego se enfocan en alterar la torta fomentando el aumento progresivo de la participación de las energías de fuentes renovables. El Régimen de Fomento para el uso de fuentes renovables de energía (ley 27.191), sentó las bases regulatorias del nuevo mercado, promoviendo a través de una serie de beneficios las inversiones en emprendimientos de producción de energía limpia y haciendo responsables a los usuarios de mejorar su eficiencia energética de forma personal.

En busca de la eficiencia energética, ¿dónde estamos parados?

Un informe emitido por la consultora privada KPMG Argentina revela que, en la década 2006-2016, las energías renovables tuvieron una participación en la matriz energética primaria de solo el 2%. Si bien esta distribución ha comenzado lentamente a cambiar hacia el lado de las energías limpias, a partir del direccionamiento de inversiones a este tipo de producción mediante los diferentes planes lanzados por el estado, como el Programa RenovaR, todavía se está muy lejos de la necesidad: la meta es que al 31 de diciembre de 2017 las energías provenientes de fuentes renovables sean el 8% del total, y el 20% al finalizar el 2025.

Otro factor de impacto negativo es que en nuestro país la balanza energética es negativa, o sea, la demanda es mayor al disponible. Esto genera dependencia de fuentes externas, con el costo económico y otros riesgos asociados que esto conlleva. Y la expectativa a futuro no prevé cambios al respecto: el estudio citado anteriormente estima que para el año 2025, la demanda de energía eléctrica en Argentina aumentará un 33% respecto de la requerida en 2016.

Por lo mencionado, impulsar el uso de energías renovables y concientizar a usuarios de todos los niveles en técnicas y herramientas de eficiencia energética que permiten alcanzar ahorro de costos y aseguramiento del suministro energético son actividades que se posicionan como prioritarias. ¿De qué forma y por qué debemos involucrarnos y adaptarnos al nuevo mundo energético? ¿Qué soluciones brinda la tecnología para conseguir eficiencia energética? Lo explicamos a continuación.

Ahorro y eficiencia energética, los dos pilares del nuevo mundo energético

Según los especialistas, el ahorro de energía es tan vital como la utilización de alternativas renovables. Cuando hablamos de ahorro de energía nos referimos a la reducción o eliminación de actividades que evitan el consumo, mientras que la eficiencia energética se trata de poder realizar las mismas actividades consumiendo menos recursos y sin resignar calidad de vida. Ambas estrategias son igual de importantes y, cuando se atacan ambos objetivos de manera paralela, se puede llegar a ahorrar hasta un 70% de energía en interiores.

¿Cómo? En edificios, urbanizaciones, empresas y procesos industriales, el primer paso consiste en mejorar la eficiencia energética para consumir menos, ahorrar más y producir mejor, apuntando a la mejora continua de los procesos.

Una de las soluciones de eficiencia energética al alcance de la mano es producir la energía que necesita consumir.

Ahorrar y producir mejor

La medición y consultoría energética permite evaluar cómo se está gastando la energía y buscar posibilidades de mejora, tanto pasivas como activas, que en conjunto tienen un potencial de ahorro de hasta un 30%.

Ejemplos de tecnologías que ayudan a esta reducción son: dispositivos de bajo consumo, aislamiento y corrector de factor de potencia, entre las medidas de eficiencia energética pasiva; control HVAC, control de iluminación, variadores de velocidad, software de análisis de eficiencia energética, entre otras soluciones de eficiencia energética activa.

Consumo inteligente

Gracias a los avances de la domótica, hoy es posible automatizar la iluminación dependiendo de la cantidad de personas presentes en una habitación o la hora del día, o programar y controlar la calefacción bajo los mismos parámetros. Esta tecnología permite tener un consumo responsable de la energía sin derrochar.

Aportes de la tecnología para apoyar la eficiencia energética

Producción in-situ de energía renovable

Una de las soluciones para lograr eficiencia energética cada vez más al alcance de empresas y urbanizaciones es la autogeneración de energía, o sea, producir la energía que necesita consumir. Como valor agregado, esta práctica es una de las aceptadas para contribuir al cumplimiento del artículo 9 de la Ley 27.191, que hasta permite vender energía si a la empresa le queda un saldo excedente.

Por lo general, la producción a nivel micro se da a partir del aprovechamiento de fuentes como el sol y el viento, mediante soluciones tecnológicas incorporadas en instalaciones de industrias y empresas, en complejos residenciales y hasta en hogares particulares.

Los colectores de energía solar para calentamiento de agua son uno de las soluciones de mayor rendimiento del mercado. Están diseñados para recoger la energía irradiada por el sol y convertirla en energía térmica que permite calentar el suministro de agua. Los nuevos paneles solares térmicos basados en el principio heat-pipe y tubo de vacío son también un ejemplo de solución de última generación para la producción de energía alternativa. Gracias a su revolucionario diseño consiguen un rendimiento superior a los colectores de placa plana convencionales, prácticamente sin pérdidas energéticas y permitiendo la captación de energía en días nublados o a temperaturas bajo cero.

Construcciones sustentables y edificios inteligentes

Este tipo de construcciones se destaca por su diseño arquitectónico que optimiza los recursos naturales disponibles y reduce el impacto negativo sobre el medioambiente y las personas. A través del reemplazo de luminaria corriente por iluminación sustentable, entre otras tecnologías, permite la optimización y ahorro de energía, con el consecuente cumplimiento de requisitos para la certificación de normas LEED.

Como hemos visto, la matriz energética requiere modificaciones y la tecnología está preparada para aportar al cambio. Desde Tridia trabajamos para ayudar a nuestros clientes a elegir e implementar las mejores soluciones de eficiencia energética, combinando recursos, tecnología, equipamiento y un equipo de profesionales con amplia experiencia en implementación de proyectos a medida.

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